ADOPTA UN SCHNAUZER


Esta historia que les contare en varias fracciones,  trata de una perra que se encontraba encerrada en un lugar estrecho, donde sus desperdicios estaban por dondequier, le daban de comer y agua cuando se acordaban, así estuvo por espacio de un año.  Había sido regalada 3 veces, nosotros ya seriamos los 4to.,  en recibirla.

Luego de un mes esta imagen

Con tan solo 2 años, llego Cometa una Schnauzer blanca a mi casa,  en un estado deplorable, sin pestañas porque se las habían recortado, completamente llena de garrapatas que hasta por los bordes de sus ojos tenían pegadas, desnutrida, con un tip en un ojo por un producto que le colocaron en el cuerpo que pudo haberla matado,  sin ningún tipo de adiestramiento, tan delgada que podía contársele las costillas.
En ese estado comenzó a ser parte de nuestra familia, aunque en un principio pensábamos que si en un mes no se le veía algún cambio, pues la regresaríamos así evitaríamos tener un dolor de cabeza gratis.
Era muy temerosa, comenzamos corrigiéndola, poco a poco y mucha paciencia, pero sobre todo le dábamos mucho amor, la abrazábamos, no le gritábamos, hasta que fue agarrando confianza.
Pasaron 2 meses de estar con nosotros, me encontraba cocinando varios bizcochos por un trabajo que me encargaron  y en un descuido no la ciento cuando la busco me encuentro que se había  comido casi por completo un bizcocho, no sé cómo logro llegar allí, lo cierto que lo hizo.  Por supuesto ese fue su primer regaño por parte de mi esposo, yo quede en el sitio sin decir nada. Gracias a Dios no le dio nada, ya que el dulce para ellos es como un veneno, que podría producirles diabetes.
En una oportunidad, teníamos la puerta de la entrada de la casa abierta pero con un mueble bloqueando la salida, ella en el momento menos pensado, paso por encima del mueble y se escapó, varios de nosotros salimos a perseguirla y mientras más nos acercábamos más se escabullía, fue una odisea poderla atrapar, por varias cuadras estuvimos tras de ella hasta que se encontró de frente con unos señores y freno en seco, allí fue cuando se le pudo agarrar, a pesar de su escape fue hermoso verla tan alegre por esa travesura, después de eso la puerta no estuvo más abierta a no ser que alguien estuviera allí bloqueándola.

A medida que pasaba el tiempo se iba recuperando, tomando forma de un perro sano, pero así como pasaba el tiempo conocimos la parte que desconocíamos en esta raza y era lo chillona o gritona que era, aun así la amamos que llego un momento que le permitimos subir a nuestra cama, ahora cuesta que salga de allí, cuando a media noche le provoca con una pata rasga la puerta de nuestra habitación con la intensión que la dejemos entrar, déjenme decirles que tiene paciencia para esperar y darle con la pata.





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